sábado, 28 de enero de 2012

Hoy se recuerda: CIEN AÑOS DESDE LA MUERTE DE ELOY ALFARO



"Los hombres indiferentes a la desventura de la Nación, aunque sean privadamente laboriosos, son los auxiliares inconscientes de las desgracias y corrupción de los pueblos" (Mensaje a la Nación 1895)


José Eloy Alfaro Delgado  nacido en Montecristi el  25 de junio de 1842  fue el líder de la revolución liberal ecuatoriana (1895 - 1924).

 Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicos desde los años 60 del siglo XIX.

 Alfaro se había convertido en uno de los grandes opositores del presidente Gabriel García Moreno y de su línea conservadora que siguió en el poder incluso después de su muerte.


Eloy Alfaro apoyado por la burguesía y los montoneros llegó al poder el 5 de junio de 1895, derroca en Guayaquil al presidente interino Vicente Lucio Salazar y se nombra Jefe Supremo, con lo cual da inicio a la Revolución liberal. El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente Constitucional hasta el 1 de septiembre de 1901, con lo cual entre sus principales logros estuvo la separación entre iglesia y Estado.

Se opuso contra el gobierno de Lizardo Garcíael 1 de enero de 1906 y a pocos días, el 17 de enero, se proclama Jefe Supremo y gobernó hasta el 12 de agosto de 1911. En el segundo período de gobierno de Alfaro se realizaron varios cambios, entre los cuales consta la legalización del divorcio, la construcción de numerosas escuelas públicas, se instauró la libertad de expresión, se instituyó el laicismo derecho a la educación gratuita, así como el matrimonio civil. Sin embargo, se considera como el mayor logro de este período el haber finalizado la construcción del Ferrocarril Transandino que unió las ciudades de Guayaquil y Quito y que beneficiaria el comercio en el país y uniría dos culturas muy diferentes.

 La creación de colegios públicos y de colegios privados para la formación de profesores laicos, fue una de las principales tareas de Eloy Alfaro. Una de las medidas de la Revolución liberal que se mantuvo durante décadas fue la obligación de los estudiantes de los colegios católicos de rendir sus exámenes y validar sus conocimientos ante los maestros laicos del Estado.

Se considera que su legado más importante fue la defensa de los valores democráticos, la unidad nacional y la integridad territorial del Ecuador, del laicismo y la modernización de la sociedad ecuatoriana, por medio de nuevas ideas, de la educación y de sistemas de transporte y comunicación.

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