viernes, 20 de noviembre de 2009

La universidad se defiende con la fuerza de la verdad



Antes de la gran movilización estudiantil del miércoles 21 de octubre, el gobierno llamó a aquellos rectores que mantienen posiciones tibias y entregadas a su política, a aquellos que fomentan la división y el boicot dentro de la comunidad universitaria, para desmovilizar la convocatoria realizada por la universidad (adivinen el Rector de qué politécnica apoya esa posición de división y entreguismo). Ese mismo lunes fuimos los estudiantes a decirle en la cara al gendarme de Lovaina que la marcha por la dignidad de la universidad no la frenaba nadie, y así fue.

Veinte y cinco mil estudiantes (a pesar de que muchos más fueron detenidos en las carreteras) nos movilizamos con altura en defensa de la autonomía universitaria, el cogobierno, la gratuidad y el financiamiento de las universidades. Cuatro mil politécnicos provenientes de las polis del país acudieron a la convocatoria de nuestra Federación Nacional, la FEPE.

Mientras tanto, el Consejo Politécnico es dirigido el agente de la división que dice que “todavía hay que ver que pasa” (textualmente) y se mantiene inerte. Su mayor preocupación es que los rectores deben participar en el Consejo de Educación Superior; al tiempo que el Gobierno arremete contra la comunidad universitaria, consuma la arbitrariedad con el atentado a la autonomía, el laicismo, al cogobierno, la gratuidad y el financiamiento de nuestros centros de estudio.

El Gobierno ha convocado nuevamente a pseudo diálogos a las universidades; eso sí, escogiendo él mismo a los “interlocutores válidos”. Dice que solo hay 3 contradicciones con la universidad: la autonomía, el cogobierno y el financiamiento (el corazón, los pulmones y los riñones de la universidad). Denunciamos la hipocresía de un Gobierno que sólo quiere escuchar su propia voz, los argumentos que la academia y los estudiantes politécnicos hemos esgrimido cuatro meses, no son capaces de romper la vanidad y la prepotencia del poder.

Los estudiantes politécnicos no dialogaremos más con un gobierno que no escucha. No caeremos en la trampa en la que sí han caído aquellas pocas autoridades que son agentes de la división. Señor Presidente, el debate es confrontar ideas en igualdad de condiciones, no imponer su arrogancia y tomar fotos para decir que se ha conversado. Señor Rector, la universidad se defiende con altivez y dignidad, con la humildad de la razón y la fuerza de nuestras convicciones, no negociando a espaldas de la comunidad universitaria, no con el amarre y el boicot, prácticas propias de la reacción conservadora.

El Gobierno y las autoridades universitarias que mantienen posiciones tibias en el afán de no pelearse con nadie, deberán asumir las consecuencias de lo que ocurra con la universidad. Por nuestra parte, los estudiantes tenemos la responsabilidad de defender la ciencia y la verdad, de denunciar la división, el oportunismo y la política reaccionaria; lo seguiremos haciendo cueste lo que cueste.

¡Universidad del pueblo, no del gobierno!
¡Toda nuestra fuerza contra la división y el oportunismo!
¡Viva la lucha de los estudiantes por la ciencia y la verdad!
¡Organizarse es comenzar a vencer!

UNIDAD DE IZQUIERDA POLITÉCNICA

domingo, 25 de octubre de 2009

HACIA UNA NUEVA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR



Por Nicolás




VAN YA VARIOS MESES en que los que se ha puesto sobre el tapete el tema de la educación universitaria y cada vez se va tornando más polémico y trascendental, lastimosamente esto ocurre luego de mucho tiempo en el cual se ha abandonado a su suerte al Sistema de Educación Superior.

Es cierto y nadie lo niega que durante varios años ha existido libertinaje dentro del sistema, con creación de universidades de garaje ( en las cuales también tiene su responsabilidad el ex Congreso Nacional quien aprobó las creaciones ), sueldos vitalicios por haber sido designado autoridad, fondos malgastados, etc. Ahora el gobierno nacional abanderado con un discurso de revolución y exhibiendo y generalizando estos casos, pretende “ordenar” el sistema según la visión de país (más bien de Alianza País) y de universidad que llevan sus colaboradores, en su mayoría (desde él mismo) estudiados en universidades privadas y del exterior. En sus últimas intervenciones el presidente asegura que son tres cosas las que se pretenden cambiar con la nueva ley:

1.- LA MEDIOCRIDAD DE LA UNIVERSIDAD; menciona que la universidad no investiga y que estamos ubicados en los bajos sitios del ranking mundial de universidades. Lo que no se dice es el abandono estatal del cual ha sido parte la educación en general; para muestra cabe mencionar que según la ley vigente se debe asignar el 1% del presupuesto general del estado a las Universidades y Politécnicas para la investigación científica tecnológica, sin embargo ni los anteriores gobiernos ni el actual han cumplido con esta asignación.
En cuanto a el ranking de universidades el presidente no cita sus fuentes, y la clasificación que se llevan son en función de las veces que aparece el nombre de una universidad en la web. Pero sobre todo esto no se trata de ser los primeros, quintos, centésimos o lo que sea, esto se trata de cuán importante es la función de la universidad en el desarrollo del país y su impacto social en las clases más necesitadas.

2.- RENDICIÓN DE CUENTAS; aquí el discurso es que la universidad debe rendir cuentas de los dineros asignados. Totalmente de acuerdo, debe haber un mayor control de en qué se gastan los recursos, pero también no debe usarse esto como una vara para medir que tan bien acatas la dirección del ejecutivo o que tan servil eres al gobierno de turno. Las asignaciones de los recursos no deben basarse en criterios subjetivos de un organismo controlado por mayoría de representantes del gobierno de ese momento.

3.- UNIVERSIDAD EN FUNCIÓN DEL PAÍS, donde se menciona que la universidad debe estar en función del Plan Nacional de Desarrollo. El problema en este caso es que si bien la universidad lógicamente debe estar articulada al plan nacional de desarrollo esto no quiere decir que deba subordinarse y no pueda criticarlo, mejorarlo, rediseñarlo con sus aportes, etc. pues si lo hace se perdería la capacidad crítica de las instituciones de educación superior. Para muestra el plan de desarrollo actual da importancia a el desarrollo de biotecnología y del turismo y no se considera cuestiones tan básicas y necesarias como las de romper la brecha tecnológica que se mantiene con los países potencias, o acaso no se han preguntado por qué no producimos computadoras, celulares, vehículos, etc; y seguimos exportando petróleo, cobre, madera, y materias primas.

Estamos conscientes de que el sistema universitario debe mejorar, debe cambiar, debe ser más regulado, debe depurarse de esas mafias partidistas y administrativas que buscan su propio beneficio, estamos de acuerdo con que se expida una Nueva Ley de Educación Superior, pero también creemos que debe ser en función de políticas de estado y no de gobierno, que se debe escuchar a los actores directos del sistema, que los estudiantes somos capaces de cuestionar un modelo universitario, que somos capaces de opinar y proponer, que el cambio debe ser hacia el pueblo no un cambio de intereses burgueses.

LAS UNIVERSIDADES pueden ser buenas investigando, buenas creando profesionales, y hasta puede ser la número uno, pero si la tecnología fruto de esta investigación no le llega al campesino, al trabajador, al artesano, a las zonas más necesitadas, esa investigación no sirve; si las mentes instruidas no salen a combatir las desigualdades si no a ser parte del sistema de aprovechamiento de más gente, esos profesionales tampoco son buenos.

Es necesaria nuestra presencia activa en decisiones como estas, es necesario que nos interesemos en estos temas, y es mucho más necesario que tomemos acción.

¿GOBIERNA LA IZQUIERDA O LA DERECHA?



Por Esteban

Cuando se quiere caracterizar a un gobierno como de derecha o izquierda, el simple análisis de la retórica discursiva que maneja a través de sus aparatos de propaganda no basta. Es importante analizar la política que desarrolla este gobierno en relación a la clase trabajadora, el campesinado y el estudiantado, así como frente a sus organizaciones, para identificar su verdadero carácter.
Se ha dicho durante dos años que en el Ecuador es la “izquierda la que finalmente gobierna”, cualquier forma de oposición a ese gobierno “de izquierda” es, por lo tanto, “hacerle el juego a la derecha”. Sin embargo, cuando vamos al análisis de lo que en la realidad material ocurre, las cosas son completamente distintas. Recordemos entonces la política que se ha venido desarrollando durante los dos años del gobierno de Correa:

EN LO REFERENTE A LOS RECURSOS ESTRATÉGICOS Y NATURALES: El discurso del Gobierno apunta a acabar con la ola privatizadora de los sectores estratégicos de la nación, sin embargo no debe escapar a nuestra memoria como se renovó las concesiones a Porta Celular y Movistar (un negocio de 15.000 millones de dólares) a cambio de 400 millones en un plazo de 15 años. Lo propio ocurre con la entrega de el campo petrolero Sacha (el más grande del país) operado por Petroecuador y donde el estado invirtió miles de millones de dólares, a la empresa de economía mixta Río Napo con la excusa de que no se tenía el dinero suficiente para invertir en el mismo, sin embargo por las características técnicas propias del campo y al ser un campo probado el Ecuador pudo acceder a un préstamo fácilmente de ser el caso. Lo propio ocurre con los bloques de gas en el Golfo de Guayaquil y la intensión de avanzar en esa privatización en todos los campos petroleros. La ley minera es otra muestra de aquello, permite la extracción indiscriminada de los minerales a las empresas transnacionales a cambio de un 5% de regalías para el Estado, y sin tomar en cuenta el daño que ocasiona a las comunidades cercanas esa actividad. Conclusión: en política de recursos las acciones son de un gobierno de derecha.

EN LO LABORAL: En el discurso el gobierno dice defender a los trabajadores por encima de los intereses empresariales. En la realidad a los trabajadores del sector público se les retira todo derecho laboral como el de estabilidad, organización, contratación colectiva y protesta. El Art. 26 de la Ley de Empresas Públicas quita a los profesionales (es decir a nosotros ya mismo) todos los derechos laborales por el simple pecado de haber obtenido un título universitario. En el caso de los trabajadores del sector privado, el Ministerio de Relaciones Laborales (antes Ministerio del Trabajo) negocia ahora con los empresarios que a cambio del supuesto incremento salarial (nuevamente el discurso), se dé la eliminación de la participación en las utilidades de los trabajadores (actualmente el 15%), la eliminación de la indemnización por despido intempestivo y de la jubilación patronal. Esto sumado a la precarización de la seguridad social cuyos fondos fueron empleados para el pago de la deuda externa, y un Ministerio de Relaciones Laborales que resuelve los conflictos de trabajo siempre a favor de la burguesía nacional e imperialista (caso ERCO, CORDISEG, Andes Petroleum, FESTA, entre otros), demuestran y nos permiten concluir nuevamente que: En política laboral, el gobierno es de derecha.

EN LO EDUCATIVO: El discurso del gobierno apunta a conseguir una educación de calidad para todos. En la práctica se lanza una Ley de Educación Superior que viola la autonomía universitaria, condicionando a la política del Ejecutivo el trabajo académico de las universidades, subordinando su actividad a un plan que no apunta a eliminar la brecha tecnológica con el imperialismo, sino que somete a las casas de estudio a formar mano de obra barata al servicio del capital transnacional, la reducción del cogobierno y un ataque frontal contra las organizaciones estudiantiles buscando desarticularlas. En conclusión y nuevamente: las acciones del gobierno son de derecha.

El tono alto de la conflictividad social no es aislado. Son una respuesta del campo popular a la política gubernamental contra los trabajadores, campesinos y estudiantes. Los banqueros y oligarcas se regocijan con la línea gubernamental (nadie ha escuchado estos días quejarse al Supermaxi, los bancos, las petroleras, las mineras, etc.). Los sectores opositores de la misma derecha buscan apoderarse de la lucha social para su beneficio.
Ante esta política es importante que los estudiantes tengamos claridad en nuestra acción. Ante la política de división debe imperar la política popular de unidad de estudiantes, trabajadores y campesinos. Ante el intento de destrozar las organizaciones sociales debe imperar la solidaridad con todas las luchas. Defender acciones como el paro de los maestros o el levantamiento campesino no quiere decir que se defienda a los partidos donde militan sus dirigentes, sino los derechos de miles que exigen condiciones de vida dignas y sobre todo el derecho que tenemos todos para organizarnos en sindicatos o federaciones.
¡Adelante la unidad popular! Los politécnicos hemos empezado ese proceso para vencer el sectarismo y unir fuerzas con nuestros hermanos, esa es la tarea del movimiento estudiantil.
¡Viva la unidad de estudiantes, trabajadores y campesinos!
¡A fortalecer nuestras federaciones locales y nacionales!
¡Organizarse es comenzar a vencer!

Salvador Allende


Por Paúl M.



De origen vasco, Salvador Allende nació en el año de 1908. Descendiente de una familia que destacaba entre aristócratas, y de padre radical y masón; su familia era de clase media alta.

En su juventud conoció a Juan Demarchi, viejo zapatero anarquista; quien según las mismas confesiones del mismo Allende tendría una influencia fundamental. Le infundió durante largas conversaciones en las que también jugaban ajedrez, muchas de las futuras banderas de lucha social que legaría el futuro presidente de Chile.

Finalizó sus estudios secundarios en 1924 y decidió hacer el servicio militar. Luego ingreso a la Universidad de Chile a estudiar medicina a pesar de que tenía dudas de seguir esta carrera o derecho.
Tuvo una vida de inestabilidad residencial, yendo de pensión en pensión para poder sobrevivir; pero a pesar de todo esto obtuvo un promedio general de sobresaliente al finalizar sus estudios.
En 1929 ingresó en la política entrando al grupo Avance: llegó a ser presidente de la FECH en 1930, pero fue expulsado después por discrepancias ideológicas.

En 1933 participó en la fundación del Partido Socialista de Chile, iniciando su etapa política que no se detendría hasta el 11 de septiembre de 1973. Fecha en la cual el cielo chileno se tiñó de sangre cuando un complot organizado por la CIA y por el sector chileno de extrema derecha; atentaron la democracia chilena y segaron la vida de cientos de personas que luchaban por la libertad y una sociedad más justa; entre ellas: Allende.

No fue fácil para Allende conseguir la nominación como candidato de la Unidad Popular. Pesaban sobre él sus 3 derrotas y muchos dentro del partido no creían en su “vía chilena al socialismo”. Sin embargo, cuando por fin lo logró supo demostrar que valía la pena luchar por los ideales y los sueños. Hasta el último momento, por radio, el único medio que le quedaba, supo infundir el valor y la esperanza en su pueblo.

“…¡ Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos pero no se detiene los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos...”

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